Hay decisiones que parecen fáciles hasta que llega el momento de apretar el botón de compra. ¿Quieres un altavoz pequeño, práctico y que puedas llevar a todas partes? Flip 7. ¿Prefieres más volumen, más bajos y una batería que aguante lo que le eches? Charge 6. Y claro, ahí empiezan las dudas.
Porque lo típico es pensar: “bah, si suenan parecido, me pillo el más barato y listo”. Pero ojo, porque aunque el JBL Flip 7 y el JBL Charge 6 comparten muchas cosas —conexión Bluetooth 5.4, resistencia al agua IP68, nueva app, ecualizador de 7 bandas y el famoso Playtime Boost— la experiencia real cambia bastante.
Uno cabe en cualquier mochila. El otro llena cualquier terraza. Uno pesa la mitad, el otro dura casi el doble. ¿Te suena ese momento en el que estás en una reunión con amigos, sacas el altavoz… y notas que no llega a todo el grupo? Pues eso es lo que aquí hay que evitar.
Así que, si estás dudando entre estos dos nuevos modelos de JBL, la clave está en cómo lo vas a usar… y cuánto estás dispuesto a cargar. Porque uno se escucha bien, y el otro… se siente.
Portabilidad y resistencia: diseñados para acompañarte, no para quedarse en casa

Tanto el JBL Flip 7 como el JBL Charge 6 comparten un enfoque claramente todoterreno, así que aquí no hay ganador. Ambos ofrecen certificación IP68, lo que los hace resistentes al polvo y sumergibles hasta metro y medio durante 30 minutos, además de soportar caídas desde un metro sobre superficies duras. El mensaje está claro: están pensados para moverse contigo, no para quedarse quietos en una estantería.
Y claro, el tamaño cambia mucho la experiencia. El Flip 7 entra en casi cualquier mochila, incluso en un bolso grande o guantera, mientras que el Charge 6 ya pide su propio hueco, pesa bastante más y se nota cuando lo llevas todo el día encima. Pero es lo que tiene meter más batería, más cuerpo… y más sonido.
Autonomía: más horas, más margen de maniobra
El JBL Charge 6 gana claramente con sus hasta 28 horas de reproducción, frente a las 16 del Flip 7, ambas cifras sin usar el modo Playtime Boost. Si lo activas, puedes rascar hasta 4 horas extra en el Charge 6 y unas 2 en el Flip 7, aunque sacrificando algo de volumen y respuesta en graves.
Los dos se cargan por USB-C y tienen indicadores LED para controlar el nivel de batería, así que aquí la experiencia es similar. Pero hay que decirlo: el peso extra del Charge 6 viene con una recompensa real en autonomía, y si planeas estar lejos del enchufe durante mucho tiempo, eso importa.
Configuración acústica: parecidos por fuera, distintos por dentro

Ambos altavoces son mono, con un tweeter, un woofer y radiadores pasivos, así que a simple vista podrían parecer equivalentes. Pero lo que cambia es lo que pasa dentro. El Charge 6 ofrece 45 W de potencia, frente a los 35 W del Flip 7, y eso, sumado al tamaño del recinto acústico, le da una ventaja importante en presión sonora y rendimiento en bajas frecuencias.
El Flip 7 suena sorprendentemente bien para su tamaño. Tiene cuerpo, tiene definición, y en ambientes pequeños llena bastante más de lo que aparenta. Pero cuando le pides más, cuando subes el volumen o la canción se llena de capas, empieza a mostrar sus límites. Los instrumentos se agrupan, el estéreo es casi inexistente, y los medios tienden a enmascarar detalles si hay demasiado en la mezcla.
En cambio, el Charge 6 tiene más margen dinámico, responde mejor a producciones exigentes y los graves tienen más presencia sin saturar. Hay espacio para que los sonidos respiren. Incluso en volúmenes altos mantiene más claridad, y aunque sigue siendo un altavoz portátil y compacto, la sensación es la de un equipo mucho más grande.
Volumen real: la diferencia está en el aire
Este punto no se puede maquillar: el Charge 6 suena más fuerte, más grande y más lleno. No solo porque tenga más potencia, sino porque el aire que mueve el woofer y los radiadores pasivos hace que el sonido tenga más cuerpo, más peso. Puedes llenar una terraza entera sin que parezca que el altavoz está forzando.

El Flip 7 aguanta bien hasta cierto punto, pero cuando lo llevas al 100 %, empieza a sonar más comprimido. Los agudos se endurecen, el bajo pierde pegada y la escena se aplana. Si estás solo o en grupos pequeños, no lo notarás tanto, pero si lo pones al lado del Charge 6, el contraste es inevitable.
Grave, medios y agudos: no todo se trata del volumen
El Flip 7 tiene una ecualización muy optimizada para su tamaño, con graves bastante redondos para lo que pesa, y agudos que recortan bien por encima del ruido ambiente. Es un altavoz que suena «grande» para su formato, pero le falta ese punto de profundidad en los subgraves que sí consigue el Charge 6 sin despeinarse.
En producciones limpias —acústica, pop, folk, podcasts— el Flip 7 se defiende más que bien, pero cuando hay capas y texturas —rap, electrónica, rock progresivo— el Charge 6 no solo se escucha mejor, se siente más espacioso, más aireado, más vivo. Es como pasar de una sala pequeña a una con mejor acústica, aunque la canción sea la misma.
Conectividad y app: JBL cambia las reglas del juego

Adiós al viejo PartyBoost y bienvenida la conectividad Oracast, que permite emparejar el Flip 7 y el Charge 6 con otros nuevos modelos como el Clip 5 o el Xtreme 4. Eso sí, no puedes conectarlos con generaciones anteriores, ni siquiera entre un Flip 6 y un Flip 7. JBL te obliga a elegir entre ecosistemas, y la app lo deja clarísimo: si intentas juntar uno nuevo con uno viejo, no te deja.
Ambos altavoces usan Bluetooth 5.4 y permiten audio sin compresión a través de USB-C, lo cual es un puntazo para quien valora la calidad, aunque sea en un altavoz portátil. Y aquí viene uno de los grandes aciertos: la app JBL Portable ahora incluye un ecualizador de siete bandas, mucho más preciso que el básico de tres que tenían modelos anteriores. Puedes ajustar graves, medios y agudos con mucho más detalle, y eso se nota.
Conclusión: el JBL Charge 6 es el altavoz que marca la diferencia
El JBL Charge 6 no solo suena mejor, es que juega en otra categoría. Mientras que el Flip 7 se queda en los 35 W de potencia y 16 horas de batería, el Charge 6 sube hasta los 45 W y aguanta 28 horas seguidas, además de ofrecer una respuesta de bajos mucho más contundente.
Y sí, es más grande, más pesado y algo más caro, pero esa diferencia se justifica desde el primer momento en que lo pones a sonar. El Charge 6 no solo llena la habitación, llena el ambiente. El Flip 7, en cambio, se defiende bien, pero se queda corto cuando hay gente, ruido o espacio abierto.
Además, el Charge 6 ofrece más margen para personalizar tu sonido gracias al nuevo ecualizador de 7 bandas, y es compatible con la nueva generación de altavoces JBL con OraCast. ¿La única pega? No puedes emparejarlo con modelos antiguos con PartyBoost. Pero con todo lo que ofrece, vas a querer usarlo solo o con otro igual.
Si buscas un altavoz para todo: fiestas, viajes, reuniones, incluso para tener en casa… no lo dudes. El Charge 6 es el JBL que merece la pena tener.


