Hay relojes que solo miras cuando suena una notificación, y hay relojes que te cambian la forma de entrenar. Aquí no estamos hablando de smartwatches para enseñar en la oficina, sino de herramientas de verdad para quienes salen a correr aunque esté lloviendo o hace tiempo que no sienten las piernas. El Garmin Forerunner 265 y el COROS Pace Pro compiten en la misma liga, pero juegan partidos diferentes.
Uno apuesta por darte todo el ecosistema Garmin: entrenos personalizados, música sin móvil, pagos, sensores, gráficas, widgets… lo que quieras. El otro, el de COROS, va al grano: es ligero, directo, eficiente y se enfoca 100 % en entrenar. No hay fuegos artificiales, ni distracciones. Solo datos claros y un diseño sobrio que casi te dice: “¿Salimos o qué?”
La decisión parece sencilla, pero no lo es. ¿Prefieres un reloj que lo haga todo o uno que solo haga lo importante… pero lo haga muy bien? ¿Te apetece jugar con apps o prefieres ponerte las zapatillas y salir sin pensar? Porque aquí no se trata de cuál tiene más funciones, sino de cuál encaja contigo y con tu forma de entrenar.
Pantalla AMOLED, sí… pero no todas se ven igual
Todas prometen pantalla AMOLED brillante y moderna, pero la diferencia está en los detalles. El Garmin Forerunner 265 y el Suunto Race S llevan paneles de 1000 nits, mientras que el COROS Pace Pro y el Polar Vantage M3 suben hasta 1500 nits, lo cual marca una pequeña diferencia bajo sol directo, sobre todo en verano en la pista o en salidas largas de montaña.
El Garmin Forerunner 265 y el COROS Pace Pro tienen pantalla de 1,3″, igual que el Suunto Race S (aunque este sube a 1,32″, apenas perceptible), y el Polar se queda en 1,28″, que, en la práctica, se ve muy similar. Los cuatro tienen pantallas muy nítidas, pero si buscas visibilidad total en exteriores, el COROS y el Polar parten con ligera ventaja.
Ahora, en cuanto a resistencia: ninguno de los cuatro lleva cristal de zafiro, así que todos se pueden rayar. Pero el Garmin es el más expuesto, porque tiene cristal abombado, lo que significa que cualquier golpe lo recibe él primero.
Interfaz y usabilidad: más allá del tacto
En cuanto al uso diario, hay diferencias muy claras. El Garmin Forerunner 265 tiene interfaz vertical con buena fluidez y respuesta, y lo mejor: puedes controlarlo 100% con los botones físicos, perfecto si llevas guantes o estás sudado. El COROS Pace Pro ha mejorado mucho su interfaz con actualizaciones recientes, y ahora va igual de fluido; su corona digital + botón es muy cómoda.
El Polar Vantage M3 tiene interfaz horizontal. Fluida, sí, pero se nota más “vieja”, como si el software aún viviera en 2020. Y aunque va a recibir una gran actualización, de momento es la menos moderna visualmente. El Suunto Race S, por su parte, mezcla corona y táctil con una interfaz más sencilla, aunque ligeramente menos rápida que el resto, con algún micro lag al moverse por los menús.
Si te va el control táctil + botones o buscas rapidez máxima, Garmin y COROS están un paso por delante aquí.
Sensores y compatibilidad externa: todos cumplen, pero Garmin y COROS destacan
Todos tienen HRM óptico, altímetro barométrico, brújula, acelerómetro, giroscopio y SpO2. Pero hay diferencias si quieres conectar sensores externos. COROS, Suunto y Polar solo van con Bluetooth, mientras que Garmin también soporta ANT+, lo cual puede ser clave si tienes sensores antiguos o de ciclismo.
Y tanto COROS como Garmin permiten integrarse con sus respectivos ciclocomputadores, algo que no puedes hacer con Suunto ni Polar. Para usuarios multisport, eso es una diferencia importante.
Salud y métricas de recuperación: Garmin barre
Aquí Garmin mete la directa. El Forerunner 265 tiene HRV Status, Body Battery, Training Readiness y seguimiento de recuperación completo, todo cruzado entre sí. Te dice si estás listo para entrenar, si dormiste bien, si has acumulado demasiada carga o si simplemente estás quemado. Es de los pocos que realmente te ayuda a decidir qué tipo de entrenamiento hacer ese día.
COROS Pace Pro tiene una aproximación distinta: más simple, pero también muy visual y clara. Tiene Running Fitness Index, carga de entrenamiento, rendimiento, recuperación, HRV… pero no hay integración entre todo eso, no te lo resume en una puntuación como Garmin. Aun así, es útil y directo, sin adornos.
Polar tira de lo clásico: Nightly Recharge, que analiza cómo dormiste y cómo te has “recargado”. Muy enfocado al descanso. Pero le falta profundidad, no integra tantas variables. Aporta, pero no dirige el entrenamiento como Garmin.
Suunto usa Body Resources, que es muy similar a Body Battery. Te da una idea de cómo estás gastando y recuperando energía. Bien explicado, pero más básico y menos integrado.
Navegación y mapas: solo uno va desnudo
En navegación, el Garmin Forerunner 265 es el único que no tiene mapas base. Solo breadcrumbs (la típica línea que marca por dónde vas). Sirve, pero si te pierdes, te da cero contexto visual.
En cambio, COROS Pace Pro, Suunto Race S y Polar Vantage M3 sí tienen mapas a color. No son enrutables (no te dicen «gira a la derecha en 300 metros»), pero sí te muestran senderos, carreteras y ríos, y puedes cargar rutas GPX y seguirlas con total control. COROS y Suunto incluso permiten diseñar rutas dentro de sus propias apps. Polar te obliga a usar apps externas como Komoot o Strava, lo cual no es muy práctico.
Si haces trail, montaña o rutas largas, COROS, Polar y Suunto son mejores opciones aquí. Si vas por ciudad o circuito y te da igual la cartografía, Garmin sigue valiendo.
Música, pagos y extras: Garmin se pone el gorro de smartwatch
De los cuatro, solo el Garmin Forerunner 265 te deja salir a correr con Spotify sincronizado directamente al reloj y sin llevar el móvil encima. Puedes descargar playlists, conectar auriculares Bluetooth, y listo. Además, tiene Garmin Pay, para pagar en el súper o después de la tirada larga con el reloj. Y no es solo eso: también tiene tienda de apps, watchfaces, widgets…. En este aspecto, es el único que puede mirar cara a cara a un Apple Watch (salvando las distancias).
COROS tiene música, pero sin apps: solo puedes cargar MP3 manualmente. Es básico, pero al menos te permite correr sin móvil. Ni Polar ni Suunto ofrecen eso. Nada de música, ni siquiera control del móvil, salvo volumen y skip en algunos casos. Y por supuesto, ni rastro de pagos en COROS, Polar o Suunto.
Conclusión: El Garmin Forerunner 265 es el más caro, pero también el más completo
El Garmin Forerunner 265 ofrece mucho más por mucho menos de lo que parece. Pantalla AMOLED impecable, datos de entrenamiento súper detallados, música offline, pagos sin contacto, widgets personalizables, apps descargables, y todo dentro del ecosistema Garmin, que no tiene rival.
El COROS Pace Pro es un reloj muy bueno si lo único que te importa es correr. Tiene batería para aburrir, GPS preciso y una interfaz clara, sin distracciones. Pero le faltan muchas funciones que a estas alturas deberían ser estándar: música, apps, pagos, compatibilidad más allá del deporte puro.
Y sí, el Garmin Forerunner 265 cuesta más, pero es que también te da más en todo lo que importa: desde el seguimiento de tu estado físico hasta la experiencia diaria. Y lo mejor es que te permite crecer como deportista, con herramientas que se adaptan a ti y no al revés.
Así que si lo que quieres es un reloj que entrene contigo y no uno que solo te cuente pasos, no te lo pienses: el Garmin Forerunner 265 es la elección que realmente vale la pena.