No es una pelea cualquiera. Esto es Apple contra Samsung, una de esas rivalidades que ya forma parte del ADN de la tecnología moderna. Pero esta vez, la cosa no va de móviles, sino de relojes. Y no de cualquier reloj: del Apple Watch Series 10 y el Galaxy Watch 7, dos modelos que llegan con ganas de demostrar quién manda en la muñeca.
Si te mola llevar un smartwatch, da igual si eres del Team iPhone o del lado Android: estamos ante dos bestias bien pulidas, con más sensores, más funciones y más estilo que nunca. Pero, claro, las diferencias empiezan a notarse en cuanto te los pones, los pruebas y te preguntas cuál se adapta mejor a ti.
¿Prefieres la precisión quirúrgica del Apple Watch o la versatilidad y el precio más ajustado del Galaxy Watch? Uno apuesta por la estética cuadrada de siempre, pero más delgada y refinada. El otro mantiene su look redondo y elegante, casi como si no quisiera que lo confundas con un “reloj inteligente”. Y ambos tienen algo en común: quieren ser tu entrenador, tu médico de bolsillo y tu asistente personal, todo a la vez.
¿El problema? Que no puedes llevar los dos a la vez. Así que, vamos a ver cuál se merece ese hueco privilegiado en tu muñeca.
Dos estilos con alma distinta: lo cuadrado frente a lo clásico
Es imposible no fijarse en que el Apple Watch Series 10 y el Samsung Galaxy Watch 7 representan dos filosofías de diseño totalmente opuestas. El Apple mantiene su icónica forma cuadrada, ahora con bordes más curvos y un cuerpo más delgado, mientras que el Galaxy Watch 7 sigue apostando por la estética de reloj tradicional con esfera redonda, aunque también afina su grosor con solo 9,7 mm.
Ambos están disponibles en múltiples colores y con variedad de correas, pero el acabado pulido del aluminio en el Series 10 resalta especialmente, dándole un toque más elegante y moderno. El Galaxy, en cambio, juega al reloj deportivo de toda la vida: sobrio, compacto y sin estridencias.
No hay diferencias notables en peso —están prácticamente empatados en todas las tallas—, pero sí en presencia. El Apple Watch llama más la atención; el Galaxy Watch 7 se camufla mejor si prefieres discreción.
Pantallas de alto nivel en dos formatos igual de legibles
Aquí no hay sorpresas: ambos relojes ofrecen pantallas OLED con hasta 2.000 nits de brillo, perfectas para verlas al sol sin dejarte los ojos. El Apple Watch tiene versiones de 1,65 y 1,81 pulgadas, mientras que el Galaxy Watch 7 se queda en 1,3 y 1,5 pulgadas según el tamaño que elijas. La diferencia real está en el formato: cuadrado vs. circular.
Esto afecta directamente a cómo se muestra la información: el Apple Watch aprovecha mejor el espacio para datos en pantalla, sobre todo al mostrar múltiples complicaciones o widgets. En cambio, el Galaxy Watch 7 se siente más natural al consultar notificaciones o mirar la hora, sobre todo si vienes del mundo analógico.
La nitidez es prácticamente idéntica en los dos casos, con densidades de píxeles entre 326 y 330 ppi. Aquí se trata más de preferencias personales que de diferencias técnicas.
watchOS 11 y Wear OS 5: dos cerebros que entienden la muñeca a su manera
watchOS 11 y Wear OS 5 ofrecen experiencias maduras, rápidas y llenas de funciones, pero no hablan el mismo idioma ni están pensadas para el mismo público. El sistema de Apple apuesta por el ecosistema cerrado, con integración total en iPhone, acceso a un número brutal de apps y un nivel de fluidez que sigue siendo referencia en wearables.
Por su parte, Wear OS 5 sigue avanzando poco a poco, y aunque ha mejorado en rendimiento, sigue dependiendo de que tengas un móvil Android, a ser posible un Galaxy, para aprovecharlo al 100%. Los datos de salud, los controles gestuales, el seguimiento de ronquidos o el asistente inteligente por IA solo funcionan con móviles Samsung.
A cambio, Wear OS ya cuenta con apps importantes como Spotify, Strava o WhatsApp, que hace poco ni existían en la plataforma. Apple sigue ganando por amplitud, pero el Galaxy Watch 7 ya no se queda corto en lo esencial.
El salto en salud: métricas nuevas para entenderte mejor
Tanto el Series 10 como el Watch 7 incorporan detección de apnea del sueño, una función muy esperada, que llega de forma nativa y sin depender de apps externas. Pero aquí no se acaba la cosa. El Apple Watch añade un sensor de profundidad para esnórquel, algo curioso pero bastante nicho.
El Galaxy, por su lado, apuesta por el enfoque metabólico con un medidor de AGEs (productos de glicación avanzada), además de su sensor de composición corporal, que da información sobre grasa, músculo, agua y más. Y si lo usas con un Galaxy, añade detección de ronquidos por la noche para cerrar el círculo de datos de sueño.
Ambos relojes ofrecen seguimiento avanzado de entrenamientos, alertas de ritmo, planificación y análisis post-sesión, pero lo hacen con estilos distintos: Apple se apoya en su nueva función de Training Load, mientras que Samsung introduce un Energy Score diario con recomendaciones personalizadas según tu recuperación.
Procesadores nuevos, rendimiento al instante
Apple ha montado el nuevo chip S10 con motor neural de cuatro núcleos, mientras que Samsung ha dado un paso adelante con su Exynos W1000 de cinco núcleos. En el día a día, ambos relojes se mueven con agilidad total, sin bloqueos ni lags, abriendo apps al instante y manejando multitarea sin sufrir.
Eso sí, hay una diferencia relevante en almacenamiento: el Apple Watch lleva 64 GB de serie, frente a los 32 GB del Galaxy, lo cual se agradece si quieres descargar muchas apps, música o mapas.
Autonomía muy pareja… con matices
Sobre el papel, el Apple Watch Series 10 promete 18 horas de autonomía, igual que el Series 9. Pero sabemos por experiencia que puede superar las 30 si no activas el modo always-on y usas ajustes moderados. El Galaxy Watch 7 da unas 22 horas con pantalla siempre activa, y puede estirarse más si desactivas ciertas funciones.
Ambos se cargan rápido, pero el Galaxy da más margen si necesitas llegar al final del día sin pasar por el cargador. El Apple tiene un modo de ahorro más agresivo, pero en ese estado pierde buena parte de lo que lo hace interesante.
Integración con el móvil: o estás dentro o estás fuera
Esto no es un detalle menor: el Apple Watch solo funciona con iPhone, y el Galaxy Watch 7 solo exprime todo su potencial si tienes un Samsung Galaxy. Sí, puedes usarlo con cualquier Android, pero vas a perder funciones clave como los datos de sueño completos, el asistente de Samsung o el ecosistema de salud Galaxy.
En cambio, Apple lo hace fácil: todo está dentro del iPhone, y no necesitas configurar nada raro. La sincronización es instantánea, las apps nativas se conectan sin problemas y el sistema está diseñado para funcionar como una extensión del móvil, no como un complemento independiente.
Seguimiento deportivo a distintos niveles de profundidad
Ambos relojes miden pasos, calorías, ritmo, distancia, frecuencia cardiaca y tienen GPS integrado, pero la forma de presentarlo cambia bastante. Apple ofrece datos continuos que se combinan en el resumen diario con métricas de esfuerzo y recuperación, mientras que Samsung apuesta por informes más centrados en cada sesión, con su Energy Score y recomendaciones basadas en IA.
El Galaxy también destaca con su sensor de bioimpedancia, que ofrece información que ningún otro reloj te da sin báscula externa, y eso puede ser clave si estás en fase de transformación física. Apple, por su parte, hace que todo parezca más simple, pero guarda muchos más datos bajo la superficie, si te gusta profundizar luego en la app.
Conclusión: el Apple Watch Series 10 sigue marcando el ritmo
Apple no ha reinventado nada con el Series 10, pero lo ha afinado todo. El diseño es más fino y cómodo, la pantalla se ve de lujo incluso a pleno sol, y las novedades de watchOS 11 —como el nuevo sistema de entrenamiento o la detección de apnea— le dan un punto extra para los que quieren más control y más datos.
Tiene más apps, mejor integración con su ecosistema y un acabado que no tiene rival en el mundo smartwatch. Y si te va lo acuático, incluso incluye un medidor de profundidad para snorkeling. ¿Necesario? No. ¿Guay? Bastante.
El Galaxy Watch 7, por su parte, sorprende por lo completo que es a un precio menor. Más sensores, más datos sobre tu cuerpo (como la composición corporal o los AGEs), un sistema de puntuación diaria para tu energía, y un enfoque más abierto que agradece cualquiera con un Android en el bolsillo. Pero lo dicho: si no tienes un Samsung, algunas funciones se quedan en el limbo.
Y aunque ambos prometen mucho en batería, el Galaxy Watch 7 tiene una ligera ventaja en duración, al menos sobre el papel. Pero Apple ya nos ha demostrado que promete menos y rinde más, así que habrá que ver.