Hay decisiones que parecen simples hasta que te paras a pensarlas. Como elegir entre las Meta Quest 3 y las Meta Quest 3S. En teoría, son casi iguales: misma marca, mismo sistema, incluso parecen cortadas por el mismo molde. Pero en la práctica… la experiencia cambia más de lo que esperas.
¿Te conformas con algo funcional o buscas algo que te haga decir «wow»? ¿Prefieres quedarte en lo básico o meterte de lleno en el juego, como si el mundo real desapareciera por completo?
Las Meta Quest 3S son tentadoras porque ofrece lo justo y necesario. Pero justo eso es lo que la diferencia de las Meta Quest 3: lo necesario, sí… pero sin lo espectacular.
Y en realidad virtual, lo espectacular no es un capricho, es el punto de partida.
Así que cuidado, porque aquí no estás eligiendo solo unas gafas. Estás decidiendo cómo de real quieres que sea tu próxima realidad.
El salto visual que marca la diferencia desde el primer momento
No hay forma de esconderlo: la calidad de imagen de las Meta Quest 3 está en otra liga. No es solo una cuestión de números, aunque esos ya hablan por sí solos. 2.064 por 2.208 píxeles por ojo, con más de 1.200 ppp, frente a los 1.832 por 1.920 píxeles de las Quest 3S, que se quedan en unos 773 ppp. Esa diferencia de nitidez se nota en todo, desde leer texto flotando en el aire hasta admirar los paisajes digitales de un juego en realidad mixta.
Pero no acaba ahí. Las Meta Quest 3 también amplían el campo de visión, con 110 grados horizontales y 96 verticales, mientras que las Quest 3S se quedan en 96 por 90. Puede parecer poco, pero cuando estás dentro de un entorno VR y giras la cabeza, ese extra de ángulo te da una sensación mucho más inmersiva. Literalmente, ves más mundo.
Y ojo con las lentes. Las Meta Quest 3 llevan lentes pancake con ajuste continuo de distancia interpupilar, mientras que las 3S vuelven al sistema fresnel con solo tres posiciones fijas. Es decir, con las Quest 3, puedes dejar los lentes exactamente alineados a tus ojos, al milímetro. En cambio, con las 3S, si no encajas bien en una de las tres posiciones… toca adaptarse o resignarse a una imagen menos nítida.
Mismo cerebro, distinta personalidad
Aquí hay que darles crédito a las dos. Las dos gafas funcionan con el chip Snapdragon XR2 Gen 2 y 8 GB de RAM, lo que significa que el rendimiento es prácticamente idéntico en ambos modelos. Los menús se mueven rápido, las apps cargan sin problemas y los juegos corren con fluidez.
Eso sí, lo que cambia es cómo aprovechan esa potencia. Las Meta Quest 3, al tener una pantalla de mayor resolución, exigen más al procesador en ciertos contextos, pero también entregan una experiencia visual mucho más refinada. Y eso hace que se sientan más “premium” en el día a día, incluso con el mismo chip.
Por otro lado, las Quest 3S tienen la ventaja de usar menos energía, por lo que se calientan menos y la batería rinde más… aunque con un precio: te estás perdiendo el brillo extra y la definición que solo el panel de las Quest 3 puede ofrecer.
Realidad mixta en condiciones, pero con matices
Hay que aplaudir a Meta por mantener las cámaras a color en las dos versiones. La pasarela entre el mundo real y el digital se mantiene intacta gracias a esas cámaras de 4 MP que permiten usar aplicaciones de realidad mixta y ver lo que tienes alrededor sin quitarte las gafas.
Ahora bien, la experiencia no es idéntica. Aunque las cámaras son iguales, la menor resolución de las pantallas y el campo de visión más estrecho de las 3S hacen que la realidad mixta se sienta algo más limitada. En las Quest 3, los objetos reales se integran mejor en el espacio virtual, y el efecto “ventana” de las 3S es más evidente.
¿Es usable? Sin duda. ¿Es igual de impresionante? No del todo.
Seguimiento de movimiento y controles: mismas sensaciones
Aquí no hay trampa ni cartón. Tanto las Meta Quest 3 como las Quest 3S incluyen los mismos mandos Meta Quest Touch y usan el mismo sistema de seguimiento inside-out con cámaras externas. El seguimiento es preciso, fiable, y la experiencia es muy sólida en las dos.
También comparten el soporte para seguimiento de manos, algo que cada vez se utiliza más, sobre todo en experiencias casuales o a la hora de navegar por los menús. Aunque siguen teniendo margen de mejora, ambas gafas se defienden bastante bien en este aspecto.
Así que si lo tuyo es moverte, lanzar objetos virtuales o simplemente tener un control fino de tus movimientos, no vas a notar diferencias aquí.
Autonomía, almacenamiento y otras cosillas prácticas
Curiosamente, las Quest 3S aguantan más tiempo que sus hermanas mayores. Gracias a esa pantalla de menor resolución, la batería de 4.324 mAh rinde mejor que la de 5.060 mAh de las Quest 3. La diferencia no es brutal, pero ganas unos 15-20 minutos extra de uso, lo cual, en VR, se agradece.
Donde sí hay una diferencia clara es en el almacenamiento. Las Meta Quest 3 vienen con 512 GB de base, sin opción a bajar. En cambio, las 3S te dejan elegir entre 128 y 256 GB, con precios más bajos, sí, pero también con espacio más limitado. Si eres de los que instala muchos juegos o apps pesadas, esa diferencia puede ser un problema más pronto que tarde.
El ecosistema, igual para las dos
En cuanto al software, no hay ninguna distinción. Las dos gafas utilizan el mismo sistema operativo y acceden a la misma tienda de apps y juegos. Y ambas son compatibles con Meta Link y SteamVR si las conectas a un PC, lo que abre todavía más posibilidades si tienes un buen ordenador en casa.
La única diferencia real está en el detalle de los gráficos dentro de esas mismas apps. Lo que ves se mueve igual, pero en las Meta Quest 3 todo se ve con más definición, más limpio y más claro.
Conclusión: Las Meta Quest 3 juegan en otra liga
Hay que decirlo claro: las Meta Quest 3 dejan en evidencia a las Quest 3S. La diferencia no está en lo que hacen, sino en cómo lo hacen. Todo lo importante —pantalla, lentes, sensación de profundidad— está a otro nivel.
Las Meta Quest 3 tienen una nitidez que cambia por completo la forma en que vives un juego, una peli o una app. Y no, no es algo que se note solo si eres un friki de los píxeles. Lo notas tú, lo nota cualquiera.
Mientras las Quest 3S cumplen, las Quest 3 emocionan. Te hacen sentir dentro. Y una vez pruebas eso, no hay vuelta atrás.
No es un capricho. Es invertir en la experiencia completa. Y las Meta Quest 3 son, sin discusión, la forma correcta de entrar al futuro.